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sábado, 4 de junio de 2022

Fenómenos Paranormales en la Secundaria N.2 (Leyenda de Matamoros, Tamps)


            Gimnasio Multidisciplinario ``Fundadores`` de la Escuela Secundaria General N.2.

La Escuela Secundaria Gral. N.2 Adolfo López Mateos tiene más de 50 años, y se ha caracterizado por su amplia labor excepcional para formar a los jóvenes, su disciplina, orden y respeto, una institución totalmente recomendable para la formación de la juventud mexicana. Cuentan algunos docentes, prefectos y trabajadores sociales de la Escuela, que durante las madrugadas desde el portón principal de dicha institución académica, hace acto de presencia un hombre cubierto que viene arrastrando cadenas mientras camina, recorriendo lentamente el patio principal generando pánico en los conserjes para luego, detenerse a un costado del Auditorio Filemón Salazar Jaramillo y desaparecer sin dejar evidencias de su presencia. Otras noches comentan que ese hombre con cadenas, camina por el pasillo donde se encuentra la Dirección, el Departamento de Prefectura y la Biblioteca, y como siempre, ese fenómeno paranormal se tiende a teletransportar a otros rincones de la institución académica o desaparecer.

Quienes han visto a este misterioso señor con cadenas, son los intendentes que hacen guardia toda la noche, mientras la Secundaria está cerrada. Un día como cualquier otro a las 5:30 de la mañana, minutos antes de que abrieran el portón para los alumnos del turno matutino, mientras dos intendentes platicaban en el patio principal de la Secundaria, se escucharon risas y platicas de niños a un lado de la Estatua de Adolfo López Mateos, los dos conserjes caminaron lentamente hacia la estatua donde provenían las risas y platicas, y resultó que no había nadie, y de pronto, la puerta del salón de 2A comenzó a abrirse y cerrarse por si sola, al poco tiempo en el edificio grande de tres pisos, hizo acto de presencia sobrenatural una niña preadolescente de unos 13 años con el uniforme rosa de Primer año de la Secundaria: esta jovencita se queda parada en el tercer piso y recargada en los barandales.  

Un prefecto ha presenciado algunos hechos paranormales durante la jornada escolar, se han escuchado golpes en las paredes de los salones, ruidos y susurros. Algunos miembros de la Secundaria se han sentido observados cuando los salones están vacíos. La Secundaria Gral. N.2 fue fundada en 1968 y durante generaciones los conserjes han visto con pánico y terror a ese señor con cadenas vagando por la escuela y a la Niña del Edificio recargada en los barandales de las plantas altas. Las razones por las cuales hace presencia el Señor de las Cadenas son por todo lo que ese hombre había dejado pendiente de resolver en vida, además de sus pecados; o lo que es lo mismo, la pesada carga que condenaba a su espíritu y hacía que no pudiese avanzar y dejar el mundo de los vivos, sus ataduras, dichas ataduras son representadas de manera simbólica a través de cadenas. 

Se desconoce hasta el momento la identidad de esos seres paranormales: El Señor de las Cadenas y la Niña del Edificio, sus vidas e intenciones, lo cierto es que como todas las leyendas en Matamoros, es cuestión de cada persona creer o no creer en estos relatos que se transmiten de generación en generación que mezclan elementos de la realidad con la fantasía.


Patio principal de la secundaria 2, donde camina lentamente el señor de las cadenas durante las madrugadas. Foto: Alfonso Delgado Díaz, 1 de Junio del 2022

Auditorio ``Filemón Salazar Jaramillo`` a un lado de este edificio se detiene el Señor de las Cadenas, se queda parado por unos minutos, y luego desaparece misteriosamente. Foto: Alfonso Delgado Díaz, 1 de Junio del 2022





Leyenda investigada por: Alfonso Delgado Díaz



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lunes, 23 de mayo de 2022

Así Paga el Diablo (Leyenda de Matamoros, Tamps)

N de tarjeta de débito a nombre de Alfonso Delgado Díaz: 4027 6657 9975 7225


Leyenda escrita por: Dr. Manuel F. Rodríguez Brayda en 1950 para la revista ``Provincia``



Sucedió en Matamoros. Para mayor fidelidad en la H. Matamoros, Tamaulipas, México. Y fue en el siglo diez y nueve sin poder precisar, pues mientras unas abuelitas afirman que aconteció a principios del siglo, otros aseguran que a mediados y no faltan los que aseveran que en último tercio. El caso es que todos están de acuerdo en lo sustancial de la aventura de Abundio el violinista. Los músicos de entonces -y no era excepción Abundio el violinista-, como aún no estaban sindicalizados, pasaban la pena adiposa para subsistir. En Matamoros, en aquellos días pequeño pueblucho, tocaban solo ocasionalmente cuando algún personaje o personajillo partía de viaje iba la murga a despedirlo ejecutando ``Las Golondrinas``, al regresar lo recibían con ``Las Dianas``; estaban los filarmonicos al tanto de los días anomásticos de señorones, señoronas y señorintingas para tocarles ``Las Mañanitas``; se enteraban de los aniversarios y hacían lo mismo; unos cuantos bailes al año, una que otra boda rumbosa, escasos bautizos de postín, contadísimas ``serenatas`` -previo permiso municipal- y termine usted la cuenta. Epoca dura, sobretodo en invierno. Se pasaban varias noches en blanco, de tertulía en alguna fonda -todavía no se llamaban restaurantes- que tenía su piquera -rinconcito con rejas, donde se servían bebidas alcohólicas- y como en aquel entonces y en este ahora, sobra quien invite a libar y escasea quien lo haga a correr, resultaba que los músicos en su inmensa mayoría – y Abundio el Violinista no era la excepción- se retiraban en la alta noche a sus casas con los intestinos sin sólidos y los estómagos a medio llenar o llenos por completo de líquidos espirituosos.



Una de tales ocasiones iba Abundio, Donde traspies iba . Y entre uno y otro invocó:

  • Si el diablo me lo pide, al Diablo le toco.

Tras lo cual, sin haber obstáculo a su paso, dió con su figura y su violín sobre el lúteo pavimento.

No se sabe -y creo que nunca se sabrá -el lapso que estuvo botado en la rúa, pero puede conjeturarse que no fue largo. Un personaje- los abuelos lo describen como alto, esbelto, carilargo, ojos oblícuos de esclerótica roja, de mirar llameante, pobladas cejas, prominente nariz aguileña, mostachos a la bargoñosa, barbilla mentoniana, orejas de lobo, alto sombrero de copa que apenas disimula algo así como unos apéndices parecidos a coprina encornadura, negra copa con esclavina española roja, oculta en el siniestro lado largo espadín y por la parte media posterior no menos largo rabo, , y borceguíes que calzan pezuñas- levantó a nuestro violinista, mandándole:

  • Abundio, ven a tocar,

Y en seguida lo ayudó a subir a un coche cerrado que Abundio no supo como llegó hasta ahí.

  • A mi baile, ordenó el de la copa rojinegra, y el coche se arrancó con rumbo para Abundio desconocido, tan pronto le pareció que iba para el barrio de la ``Anacahuita``, era para la garita de ``Puertas Verdes``o bien para el ``estero seco``. Paró por fin el coche y descendiendo nuestros personajes se encontraron en un vasto salón, salón tan vasto que allí estaban, absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar ni uno siquiera.

  • Empieza a tocar Abundio- ordenó el de la copa rojinegra- y házlo ``vivace``, ``fortisimo``, ``molte feroce``.

Principió Abundio a tocar su violín y dió comienzo la zarabanda. Formándose las parejas y aquello fue un continuo danzar... y tocar. Al rato de rato Abundio se cansó, pero vino inmediatamente el de la copa rojinegra y le propinó tremendo azotes con el oculto rabo, faena para la cuál puso al rabo al descubierto. Y lo mismo hacía con los que se cansaban de bailar. Y así pasaronse horas y horas de música, bailes y azotes. Por fin cantó un gallo y se escuchó lejano tañer de campana. Como arte de birlo birloque desaparecieron que desaparecieron piso, techo y paredes del inmenso salón y con ello todos los danzantes que, repiten los abuelos y no se cansan de repetir, eran todos absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar uno solo siquiero. De regreso al coche, Abundio todo molido de cansancio y de los rabizurrigazos tuvo la curiosidad de indagar al de la rojinegra copa y díjole:

  • Comprendo que en su baile danzaron don fulano, que dicen mandó matar a su suegra para quedarse con una hacienda: que esté Zutano el prestamista, que no falte el jóven perengano, hijo del dueño de las postas que asalta enmascarado las diligencias de su propio padre, que estén los dueños de la taberna y de la lechería que bautizan sin estar ordenados, que bailen doña Nachita que le quitó el novio a su hermana mayor y otros y otras muchos que por prudencia callo, pero que dancen todos, absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar uno siquiera....

Complaciente, el de la copa bicolor sentenció:

  • No les has visto la lengua: negra y rayada la tienen.

  • Y está diciendo puso una reluciente moneda que parecía onza de oro en la diestra del violinista, y al mismo tiempo de tremendo puntapié de la hendida pezuña, lo arrojó del coche, yendo nuestro cuitado a yacer en el mismo sitio donde lo botara el suprodicho traspiés. Al levantarse Abundio y ver la moneda, encontráse que era un peso falso, del plomo más pesado que se conoce.

    Desde entonces, cuentan los abuelitos, que Abundio antes de libar licores, entre una y otra libación y después de cada libación, recitaba una cuartela que decía:

    ``obedece esto que hablo

    y evitarás cosas feas

jamás invoques al Diablo

Aunque en el Diablo no creas``


Leyenda de ``Así Paga el Diablo``, escrita por el Dr. Manuel F. Rodríguez Brayda en 1950, para la Revista ``Provincia``.  Fuente: AHM/Fondo Profr. Eustacio Sauceda/Caja No. 1/Exp. 12/ Revista "Provincia"/ Foja 5



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