lunes, 23 de mayo de 2022

Así Paga el Diablo (Leyenda de Matamoros, Tamps)

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Leyenda escrita por: Dr. Manuel F. Rodríguez Brayda en 1950 para la revista ``Provincia``



Sucedió en Matamoros. Para mayor fidelidad en la H. Matamoros, Tamaulipas, México. Y fue en el siglo diez y nueve sin poder precisar, pues mientras unas abuelitas afirman que aconteció a principios del siglo, otros aseguran que a mediados y no faltan los que aseveran que en último tercio. El caso es que todos están de acuerdo en lo sustancial de la aventura de Abundio el violinista. Los músicos de entonces -y no era excepción Abundio el violinista-, como aún no estaban sindicalizados, pasaban la pena adiposa para subsistir. En Matamoros, en aquellos días pequeño pueblucho, tocaban solo ocasionalmente cuando algún personaje o personajillo partía de viaje iba la murga a despedirlo ejecutando ``Las Golondrinas``, al regresar lo recibían con ``Las Dianas``; estaban los filarmonicos al tanto de los días anomásticos de señorones, señoronas y señorintingas para tocarles ``Las Mañanitas``; se enteraban de los aniversarios y hacían lo mismo; unos cuantos bailes al año, una que otra boda rumbosa, escasos bautizos de postín, contadísimas ``serenatas`` -previo permiso municipal- y termine usted la cuenta. Epoca dura, sobretodo en invierno. Se pasaban varias noches en blanco, de tertulía en alguna fonda -todavía no se llamaban restaurantes- que tenía su piquera -rinconcito con rejas, donde se servían bebidas alcohólicas- y como en aquel entonces y en este ahora, sobra quien invite a libar y escasea quien lo haga a correr, resultaba que los músicos en su inmensa mayoría – y Abundio el Violinista no era la excepción- se retiraban en la alta noche a sus casas con los intestinos sin sólidos y los estómagos a medio llenar o llenos por completo de líquidos espirituosos.



Una de tales ocasiones iba Abundio, Donde traspies iba . Y entre uno y otro invocó:

  • Si el diablo me lo pide, al Diablo le toco.

Tras lo cual, sin haber obstáculo a su paso, dió con su figura y su violín sobre el lúteo pavimento.

No se sabe -y creo que nunca se sabrá -el lapso que estuvo botado en la rúa, pero puede conjeturarse que no fue largo. Un personaje- los abuelos lo describen como alto, esbelto, carilargo, ojos oblícuos de esclerótica roja, de mirar llameante, pobladas cejas, prominente nariz aguileña, mostachos a la bargoñosa, barbilla mentoniana, orejas de lobo, alto sombrero de copa que apenas disimula algo así como unos apéndices parecidos a coprina encornadura, negra copa con esclavina española roja, oculta en el siniestro lado largo espadín y por la parte media posterior no menos largo rabo, , y borceguíes que calzan pezuñas- levantó a nuestro violinista, mandándole:

  • Abundio, ven a tocar,

Y en seguida lo ayudó a subir a un coche cerrado que Abundio no supo como llegó hasta ahí.

  • A mi baile, ordenó el de la copa rojinegra, y el coche se arrancó con rumbo para Abundio desconocido, tan pronto le pareció que iba para el barrio de la ``Anacahuita``, era para la garita de ``Puertas Verdes``o bien para el ``estero seco``. Paró por fin el coche y descendiendo nuestros personajes se encontraron en un vasto salón, salón tan vasto que allí estaban, absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar ni uno siquiera.

  • Empieza a tocar Abundio- ordenó el de la copa rojinegra- y házlo ``vivace``, ``fortisimo``, ``molte feroce``.

Principió Abundio a tocar su violín y dió comienzo la zarabanda. Formándose las parejas y aquello fue un continuo danzar... y tocar. Al rato de rato Abundio se cansó, pero vino inmediatamente el de la copa rojinegra y le propinó tremendo azotes con el oculto rabo, faena para la cuál puso al rabo al descubierto. Y lo mismo hacía con los que se cansaban de bailar. Y así pasaronse horas y horas de música, bailes y azotes. Por fin cantó un gallo y se escuchó lejano tañer de campana. Como arte de birlo birloque desaparecieron que desaparecieron piso, techo y paredes del inmenso salón y con ello todos los danzantes que, repiten los abuelos y no se cansan de repetir, eran todos absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar uno solo siquiero. De regreso al coche, Abundio todo molido de cansancio y de los rabizurrigazos tuvo la curiosidad de indagar al de la rojinegra copa y díjole:

  • Comprendo que en su baile danzaron don fulano, que dicen mandó matar a su suegra para quedarse con una hacienda: que esté Zutano el prestamista, que no falte el jóven perengano, hijo del dueño de las postas que asalta enmascarado las diligencias de su propio padre, que estén los dueños de la taberna y de la lechería que bautizan sin estar ordenados, que bailen doña Nachita que le quitó el novio a su hermana mayor y otros y otras muchos que por prudencia callo, pero que dancen todos, absolutamente todos los habitantes de Matamoros, sin faltar uno siquiera....

Complaciente, el de la copa bicolor sentenció:

  • No les has visto la lengua: negra y rayada la tienen.

  • Y está diciendo puso una reluciente moneda que parecía onza de oro en la diestra del violinista, y al mismo tiempo de tremendo puntapié de la hendida pezuña, lo arrojó del coche, yendo nuestro cuitado a yacer en el mismo sitio donde lo botara el suprodicho traspiés. Al levantarse Abundio y ver la moneda, encontráse que era un peso falso, del plomo más pesado que se conoce.

    Desde entonces, cuentan los abuelitos, que Abundio antes de libar licores, entre una y otra libación y después de cada libación, recitaba una cuartela que decía:

    ``obedece esto que hablo

    y evitarás cosas feas

jamás invoques al Diablo

Aunque en el Diablo no creas``


Leyenda de ``Así Paga el Diablo``, escrita por el Dr. Manuel F. Rodríguez Brayda en 1950, para la Revista ``Provincia``.  Fuente: AHM/Fondo Profr. Eustacio Sauceda/Caja No. 1/Exp. 12/ Revista "Provincia"/ Foja 5



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domingo, 22 de mayo de 2022

La Niña Fantasma de Hacienda Praderas (Matamoros, Tamaulipas)

 

N de tarjeta de débito a nombre de Alfonso Delgado Díaz: 4027 6657 9975 7225



Matamoros es una ciudad ubicada en el noreste del estado de Tamaulipas. En sus colonias, barrios y lugares históricos abundan muchas leyendas e historias de terror, que han generado enigmas, misterio y terror en la población local. Hay una leyenda contemporánea que ha surgido en el Fraccionamiento Hacienda Praderas, ubicado en la Avenida Cantinflas, muy cerca de la Colonia Lauro Villar y el COBAT 02. 

Hay testimonios orales de vecinos, que han presenciado la aparición de una niña pequeña con vestido de blanco y chongos, en unos columpios de una área verde con juegos infantiles, ubicada en las calles Privada Cruillas y Sierra Tamalave, del Fraccionamiento Hacienda Praderas 2. Tres vecinos han dicho que la supuesta aparición de la niña, ocurre entre las 5:00 y 6:00 de la mañana, horas en las que salen a trabajar los empleados de las maquiladoras. 

La niña aparece balanceándose lentamente en los columpios mientras mantiene la cabeza agachada, y ha dejado a los vecinos atónitos. Otros vecinos añaden, que la niña hace su aparición en los columpios cuando los juegos infantiles se encuentran solos, y que la infante tiene la capacidad de aparecerse y desaparecerse, y por supuesto jugar de manera brusca con los columpios para asustar a las víctimas que visitan aquella área verde. 

Cuentan los vecinos que han aparecido hasta dos niñas: una que tiene 8 años aproximadamente, y otra es una chica adolescente de 14-15 años de edad, cuya aparición podría estar justificado, porque en Mayo del 2016, una niña adolescente de colgó desde la barda de una casa cercana al parque, mientras el juego de la ballena estaba en su auge en aquel momento.

El siguiente testimonio oral, proviene de una madre de familia del Fraccionamiento, ella cuenta que a las 9:00 de la noche, su pareja iba caminando rumbo al Mini Super de la Colonia, y desde lejos los columpios de aquella área verde se movía lentamente, y conforme se acercaba al área verde el columpio se movía más rápido aún cuando no había vientos. El hombre aseguro que no podía tratarse de una broma de los infantes, porque no había niños a esa hora de la noche. El muchacho quedó con la piel de gallina aquella noche. Otra madre de familia de la calle Privada Jaumave, comenta que desde la creación de este Fraccionamiento, ya se escuchaban y sentían presencias paranormales en su hogar como ruidos u objetos que se mueven por si solos. 

El siguiente testimonio proviene de un joven obrero que iba saliendo de su trabajo en la maquiladora Robertshaw, y pasó por aquella área verde de los juegos infantiles a las 2:00 de la madrugada, cuando de pronto los columpios comenzaron a moverse rápidamente a pesar de que no había vientos y personas , tras ese hecho el joven comenzó a acelerar el paso para alejarse del aterrador acontecimiento.

Esta leyenda de la Niña del Columpio en Matamoros tiene hasta cierto punto una credibilidad, debido a que el Fraccionamiento Hacienda Praderas, construido entre los años 1999 y 2001, era terreno baldío durante muchos años y contaba con la flora y fauna característica de Matamoros, la cuál fue desplazada por el poblamiento humano como sucede en muchos procesos de colonización. Cuenta don Chabelo, un albañil de 80 años de edad, residente de la colonia Lauro Villar, que antes de que existiera el fraccionamiento, el terreno era un lugar inseguro y solitario lleno de asaltantes y vándalos, incluso se dice que los mismos delincuentes llegaron a matar personas en el monte y se hicieron fosas comunes. Sin afirmar o negar esta posibilidad, no olvidemos que Matamoros ha atravesado muchas guerras por contextos nacionales, conflictos, invasiones de ejércitos y crímenes desde el siglo XIX, como demuestra la documentación en el Archivo Histórico de Matamoros con respecto a los juzgados. En algún momento del siglo XVIII, el territorio que hoy ocupa el Fracc. Hacienda Praderas 2 debió formar parte del Ejido la Canasta, de Matías Longoria uno de los trece colonos que se establecieron en lo que hoy es Matamoros y tomaron posesión de sus terrenos en 1784. No obstante, la Leyenda de la Niña del Columpio no deja de sorprender a los vecinos de Hacienda Praderas: se desconocen las verdaderas intenciones de esta pequeña, su identidad, historia y razones por las cuales ya no está en el mundo de los vivos. Quienes no han visto la aparición de la niña, afirman que es una cuestión de mentalidad creer o no creer en fenómenos paranormales, pues no olvidemos que la mente es el músculo más poderoso, y que en otras ciudades y estados de la república, abundan más versiones de la Leyenda de la Niña del Columpio.


La niña del columpio sentada en la madrugada. Fotomontaje creado por Alfonso Delgado Diaz, con fines ilustrativos.


Captura del Google Maps que muestra la ubicación del Fraccionamiento Hacienda Praderas 2






Area verde con los juegos infantiles, donde supuestamente se aparece la niña del columpio. Foto: Alfonso Delgado Diaz



Los columpios donde se aparece la niña fantasma. Foto: Alfonso Delgado Diaz




Supuesta aparición de la niña fantasma en los columpios del Parque Hacienda Praderas. Foto de Maday Aguilar.


Investigación: Alfonso Delgado Díaz

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La vida de los Inuit (Pueblos esquimales)

 Son un conjunto de pueblos indígenas que habitan lo que hoy son las costas de Siberia, Alaska, el norte de Canadá, y las costas de Groenlandia. Estas minorías culturales fueron llamadas por los europeos “esquimales” termino que no es adecuado para estos pueblos indígenas, debido a que suena racista, discriminatorio y significa “el que come carne cruda”, debido a ello prefieren llamarse Inuit (En plural) y singular Inuk.
Debido al medio ambiente y las condiciones climáticas poco propicias para habitar en las regiones árticas, los inuit no desarrollaron la agricultura debido a las tundras, capas de hielo y nieve. La falta de madera y arboles también represento un obstáculo para el desarrollo de las comunidades inuit, ya que para obtenerlos se veían obligados a recorrer largas distancias en búsqueda de estos elementos, o bien mediante el comercio con otras tribus americanas. Ante ello, eligieron un estilo de vida nómada, especializado en la caza de diferentes animales como las ballenas, focas, morsas, osos polares, liebres y caribús. La caza de foca sobre todo fue la más importante entre los inuit, ya que esta especie proporcionaba pieles para confeccionar las vestimentas, tiendas de campaña (Que usaban cuando se encontraban en Verano) y su grasa, que se usaba como combustible. La carne que consumían se la comían cocida o en ocasiones cruda.

Es importante refutar la idea errónea que la cultura popular mantiene sobre que los inuit usaban iglús como viviendas, cuando no es del todo cierto; Los iglús eran usados como refugios temporales, tanto para los cazadores como para las familias, y se empleaban durante el invierno.


La vestimenta tradicional de los Inuit era confeccionada de piel y pelaje animal. Las botas también eran hechas de piel animal. Hoy el estilo parka de sus abrigos se usa alrededor de todo el mundo y se confeccionan en gran variedad de materiales. En las aguas del océano Ártico, se usaban pequeñas embarcaciones para la cacería llamadas kayak; había embarcaciones más grandes llamadas "umiaq", que transportaban personas, perros y suministros.



Durante el verano, cuando la nieve se derretía, se veían en la necesidad de abandonar los iglús, para construir chozas con pieles de animales, desplazándose de un lugar a otro, y regresando al punto de partida donde estaban, al igual que otros pueblos indígenas de América. Andrés F. Cuellar (2006) llamo a esto desarrollo sustentable, ya que Vivian en armonía con la naturaleza.

Su organización social y política debió ser poco jerarquizada y especializada. En la sociedad inuit cada familia es un ente autónomo, que mantiene relaciones de amistad y cooperación con sus vecinos. En este hábitat tan duro la solidaridad y la cooperación se hacen necesarias para la supervivencia de modo que la norma social elemental, es la obligación de ayudar a la propia familia. El matrimonio se basa en la división del trabajo, de modo que mientras los hombres son los encargados de la caza y la pesca, las mujeres son las responsables de la casa y los niños.

Fotografía de un iglú, el cual está hecho de bloques de nieve, construidos en forma de cúpula. Normalmente la temperatura en las regiones árticas es entre 40 y 50 grados bajo cero, pero gracias al iglú la temperatura se disminuye a 10 grados bajo cero, debido al calor corporal del cuerpo humano y la nieve que servía de aislante.




Choza inuit que se usaba en verano cuando los iglus se derretían
Inuits en la actualidad




Fuentes:

https://www.windows2universe.org/earth/polar/inuit_culture.html&lang=sp

https://pueblosoriginarios.com/norte/artico/inuit/inuit.html

https://etniasdelmundo.com/c-canada/inuit/

https://www.nps.gov/articles/akarchposter2014.htm

Entrevista al Prof. Andrés F. Cuellar, 2020, Archivo Histórico de Matamoros, Tamaulipas.

https://pueblosoriginarios.com/norte/artico/thule/thule.html

https://pueblosoriginarios.com/norte/artico/dorset/dorset.html

https://wikisivar.com/cultura-dorset/

https://wikisivar.com/cultura-thule/


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